Al solicitar presupuestos para desarrollar una página web, es común encontrar grandes diferencias entre uno y otro. Puede ser tentador pensar que alguno de ellos está tratando de engañarnos, pero esto no es necesariamente el caso.
La realidad es que el costo de una página web puede variar dependiendo de muchos factores, al igual que cuando se compra una casa o un coche.
Algunos de estos factores pueden incluir la ubicación, los metros cuadrados, la calidad de los acabados, el diseño, y si incluye extras como trasteros o plazas de estacionamiento.
Aunque puede ser difícil obtener un precio específico
Hay muchos tipos de páginas web, pero vamos a centrarnos en aquellas que están diseñadas para generar resultados, negocio, dinero, pasta, cash, clientes, facturación.
Ya me entiendes.
Para tener un sitio web estático y bonito existen plataformas como EditorX, Wix, Squarespace, Carrrd y similares.
Aquí te hablo de un proceso más completo, manual y artesano.
Este incluye un análisis previo y una solución adaptada a los objetivos del negocio. Es más, incluso las webs más económicas deberían cumplir estas premisas, de lo contrario, estarías desperdiciando tu dinero.
Pero claro, esto cuesta dinero.
Me centraré en el diseño de páginas web en WordPress, ya que es el gestor de contenido utilizado por el 30% de todas las webs en el mundo. WordPress es una plataforma flexible y está constantemente actualizada, además cuenta con una gran comunidad de profesionales que están desarrollando productos (plugins, hostings especializados, plantillas, etc) para ampliar sus prestaciones.
Antes de crear tu página web, es importante reflexionar sobre cómo te vas a diferenciar de la competencia. Una buena manera de hacerlo es aplicando el copywriting en tu página web. Esto te garantiza que tu contenido es único, exclusivo y ataca directamente a los deseos y necesidades de tu cliente ideal.
Muchos.
De hecho, cuando un cliente me pide un presupuesto, le pregunto muchas cosas. Y sin responder a estas preguntas, no hay presupuesto posible.
Si me quedo corto, el proyecto no es rentable para mí y me arriesgo a incumplir los plazos de entrega.
Por el contrario, si le pongo un precio más alto del que debe a la web, puedo perder el proyecto o peor aún, entregar algo de valor inferior respecto lo que ha pagado el cliente.
Estos son los factores que más influyen en el precio de una web:
Hay una enorme diferencia entre ellos.
Aparentemente, el rediseño es más fácil, ya que suele implicar solo un lavado de cara estético.
Pero no siempre es así.
Muchos proyectos que me llegan son de pymes que tienen webs con más de 15 URL’s, múltiples entradas en el blog, funcionalidades personalizadas o altos volúmenes de tráfico.
El tráfico es crítico.
Perder tráfico significa perder dinero.
Esto implica tener que realizar una auditoría SEO completa para determinar qué páginas tienen visitas, cómo mantenerlas, realizar las redirecciones pertinentes y no perder enlaces entrantes.
¿Y si partimos de cero?
Si empezamos con un lienzo en blanco, las tareas de planificación son mucho mayores. Hay muchas y no voy a nombrarlas todas, pero las más destacadas son:
Cuando tenemos la libertad de crear lo que queremos, es clave delimitar el número de revisiones, ceñirse a los objetivos y cumplir los plazos de entrega.
Sin esto, es fácil caer en el síndrome del perfeccionismo.
Como puedes ver, el precio final de una página web dependerá (en gran medida) de las funcionalidades y características específicas requeridas, y puede variar ampliamente dependiendo de las necesidades del cliente.
Este punto es una obviedad, pero hace falta mencionarla. Existen dos términos importantes a la hora de dimensionar una página web. Las secciones y el número de páginas.
Un ejemplo real de web compleja con 3 niveles de profundidad y más de 40 URL’s. Como podrás imaginar, su coste no es precisamente bajo.
Cada vez son más habituales las webs monopágina (onepage) y las páginas de aterrizaje (landing page) que simplifican mucho la navegación al usuario y se utilizan para vender un servicio o validar una idea de negocio. Estas pueden ser muy cortas y rápidas de diseñar, o muy largas y con muchas secciones.
Decir que “la web será barata, ya que solo es una landing” es adoptar un punto de vista muy limitado.
No soy amigo de las plantillas.
La experiencia me demuestra que no son mejores en casi ningún aspecto. Incluso ni en la velocidad a la hora de implementarlas. El tiempo que requiere “entender” una plantilla acaba siendo mucho mayor del que uno espera.
Por eso, lo hago todo a medida.
Primero, hay que diferenciar las webs basadas de código abierto como WordPress, y sistemas cerrados de pago por uso (SaaS) como Webflow, Shopify o Squarespace.
Prefiero la opción de WordPress, ya que podemos controlar el 100% del diseño y sus opciones de personalización son casi ilimitadas.
Igualmente, podemos dividir los diseños en 3 grandes categorías.
El santo grial. La tríada del éxito.
Seamos sinceros, la mayoría de páginas web fracasan por no tener este punto resuelto.
Si tu objetivo es vender o tener una web que genere negocio, no puedes prescindir de ellos.
Llegados hasta este punto… hablemos de dinero.
Cash. Money. Inversión.
Aquí te doy algunos precios orientativos para que tengas una idea de lo que puede costar una página web:
Que incorpore un blog y formulario de contacto puede costar a partir de los 1000 euros si se crea a partir de una plantilla. Sin embargo, si el diseño estético es a medida o lo encargas a una agencia de marketing casi seguro, el precio se incrementará. Ten en cuenta el número de páginas.
Un proyecto web con funcionalidades específicas, como un área privada, posibilidad de publicar diferentes tipos de contenido o integraciones con aplicaciones externas, puede costar alrededor de 3.000 euros.
Una tienda online básica con pocos productos parte de 2.500 euros si se diseña con WooCommerce. En el caso de ser con Shopify, el precio podría ser menor, ya que esta plataforma simplifica mucho las cosas. Ten en cuenta que el precio no suele incluir el trabajo de subir el catálogo de productos a la web (y si lo incluye, estará limitado a un número de productos o categorías específicas).
Si se trata de una web 100% a medida, independientemente de su nivel de funcionalidad técnica y que incluya un mínimo de estrategia de ventas, fácilmente partirá de los 6.000 euros.